{46} Cómo la gente que vino a Ostia por mar vino fata Roma, y cómo el rey mandó moneda en Roma por fazer gente d’armas, y cómo la bella Julia, vaso papal, fue tomada y reschatada, con otras cosas buenas.
Creyendo las gentes de guerra que aquel soccorro de mar que tomó tierra a Ostia por parte de los francesos y del senyor Ludovico de Milán, que fallarían a aquel Vergíneo Ursino, grande condestable por el rey de Nápoles, supiendo de cierto que su gente stava mucho maltractada del star que fizo en aquel pantano d’agua adonde se puso, con propósito de haver batalla y ferir en él animosamente, como a hombres de guerra, dozientos cavallos mucho a puncto de todas armas, lunes, a XXIIIIº del mes [i.e. novembre de 1494] venieron en vista de Roma; pues non lo fallaron, busquado el preffato Vergíneo, se bolvieron con mucho ánimo a Ostia.
Esta entrada e venida de gentes francesas alteravan en muchas maneras las gentes de Roma, qui stavan divisas en oppiniones: unos desseavan [63] l’ingresso francés; los otros, del rey don Alfonso de Nápoles. Del qual esti día de su magestat real entraron en Roma quaranta mil ducados d’oro por assoldadar grande gente de pie con otra de cavallo por tirar la vía de Biterbio, adonde se era retraydo el illustríssimo capitán real duque de Calabria, consexándole los tres capitanes e con mucha vergüença suya faziéndolo retraer porque hoviessen los franceses el passo líbero, y allí en el plano, con propósito de sperarlos y con ellos haver batalla; por cierto, animosamente mostrava esti illustre tomar esta batalla.
El papa, reçelándose de muchos sinistros que le podieran seguir, continuó maravillosamente en vituallar el castillo de Santo Ángelo de toda suerte de vitualla: carnes, vinos, farinas e otros viures en abundancia.
La famosa e bella Julia, vaso papal, hermana del cardinal Ferners, passando d’un castillo para otro más fuerte de su hermano, fue tomada por los franceses d’Aquapendente y detovida como a presonera. Decontinente publicada esta nueva, pues tochava a la summidat deyphica mundana, fue rescatada por tres mil ducados. Fue tanto esta presión quanto duró en pagarse esti reschate. Grande infamia non solamente a ella, que passó rischo no hoviesse ruxada francesa, mas al pontífice, que las gentes unas e otras havieron causa de mal fablar, e ya que tanto stavan maculadas las famas d’entramos ellos, sinse honestidat ninguna. Y fecho esti reschate e composición y liberada la dama, decontinente mandó su sanctedat hun breve a Aquapendente contra los franceses, con excomunicación e otras censuras ecclesiástichas, sallissen de la tierra e no aturassen allí. [63v] Estas gentes pocho a pocho se bolvieron a çagua.