{8} Cómo Alexandro declara guerra contra el rey, y cómo su sanctedat quiso quitar la fortaleza de Ostia al summo penitençiario.
Negoçiando esta calupnia ent[a] el summo pontíffice contra el Vergíneo Ursino y çeladamente contra el preffato rey, qui entendió deffenderlo, con algunos maníos que tuvo su magestat, fueron las differencias puestas en conexença de algunos cardinales, con otros de sciencia, que por vía de drecho haviessen a dezir a quién pertenescía la baronía. Y discorriendo el tiempo, porque schándalo ninguno podiesse avenir entre ellos, el preffato sereníssimo rey del suyo proprio pagó e fizo presente al summo pontíffice de quaranta mil ducados comptantes d’oro, y que su sanctedat le pluguiesse confirmar la baronía de l’Anguilara al Vergíneo; e interçediendo mucho[s] de los cardinales, al papa plugo la [15] concordia e huvo estos dineros, y las differencias fueron sedadas. D’esta grandeza d’ánimo quiso usar el preffato magníffico rey enta el Vergíneo en compensa de aquel grande servicio que le fizo en el tiempo de papa Innocencio. De donde empués el Vergíneo vino en Roma y besó el pie a su sanctedat, faziéndole gracias de la liberalidat que con tanta umanidat havía usado enta él en dexarle la baronía. Quedó ahún en su sanctedat una lattente yra contra el rey porque havía presumido favorescer al Vergíneo; fizo revivir el odio de su tío el papa Calixto, que stava mortifficado. El día empués de sanct Marquo, su sanctedat, qui se falló en la ecclesia en l’officio –por magnifficencia de los romanos dize su sanctedat la missa pontifical alta voçe–, al fin del officio divino su sanctedat cantó el Te Deum laudamus, etc.; correspondió el órgano y empués el coro magnífficamente, decontinente con senyal elevó bandera en alto el campanil de Araçeli, respondió promptamente el Capitolio echando fuego con bombardas, e d’allí correspondió el castillo de Sancto Ángelo por la torre maestra e otras muradas, desparó grande artellería, puestas muchas armas luzientes; fue dado crido spantable: “¡Viva, viva la Ecclesia! ¡E fierro por tierra!” –“fierro” fue dicho por el rey don Ferrando. Esto fue demostración de guerra contra su magestat, todo tractando, consellando e importunando el preffato Schano, viceca[n]celler de Roma, hermano del preffato Ludovico de Milán. Esto se fizo en Roma el pre dito día de sant Marquo, a vint e cinquo del mes de abril de mil quatrozientos novanta tres anyos. Grande maravilla fue esto a la corte y a todo el pópulo, que credían concordada la differencia del Vergíneo, ahún quedasse mala voluntat contra el rey.
E non contentos Ludovico y Schano, hermanos, temptaron a su sanctedat, por hun fastidio e dar molestia al rey, que si separava el matrimonio fecho entre Ladislao, rey úngaro, con dona Beatriz, su muller, fixa del rey de Nápoles, la qual primeramente fue muller d’aquel grande e animoso don Mathías, rey de Ungaria, darían a su sancted[at] quaranta mil –otros dixieron ochenta mil– ducados. Esti presente abellesció a su sanctedat. Púsolo en consistorio, si era cosa que se podiesse fazer, dando causa que la reyna era stéril, [15v] y del primero matrimonio no havía concebido, e no era para dar fruyto humano; y porque non fuesse el regno sinse successor, de donde podieran venir tantos danyos inpensados, era permiso a descasar a estas personas reales, y que el rey empués casasse con otra muxer porque fiziesse generatión humana, a buen stamiento e conservación del regno. Procuravan esto los dos hermanos de Milán, Ludovico y Schano, por casar hi su sobrina y echar la real y verdadera reyna. Havidos muchos colloquios en consistorio, fue conoscido esti matrimonio non se podía dirimir: “Quos Deus conjunxit homo non separet”. Mostróse en esta conclusión con delliberación mucho favorable al rey de Nápoles el cardinal Julianus ad Vincula sancti Petri, summo penitenciario en Roma, con algunos otros. Esti tracto desonesto e grandemente malicioso e de mal cristianismo, como venisse en noticia de la magestat del rey, grandemente lo tomó molesto. Conosció le venía esti danyo con infamia de aquellos de Milán, e por sus nuncios speciales certifficó al pontíffice que si él descasava su filla y separava el matrimonio, el qual tanto havía fue consumido, lo haviesse por ynimigo capital, que su fixa era reyna verdadera, e non permittían leyes divinas ne humanas se podiesse desfazer y empués fuesse tovida por mala muxer.
D’esti caso empués nasció otro mal: que fue relatado al preffato Schano que el illustríssimo duquo de Calabria, su cunyado, havía dicho que lo faría degollar dentro su casa, porque él con su hermano movían estos males. O fuessen verdat o no, o que consciencia lo avissasse de los males tantos que entramos hermanos movían, puso guardas a su persona e [a] la casa. Y en esta manera esti [fuego] entre estas dos casas, la real de Nápoles con la de Milán, siempre crescía.
Otro inconveniente empués d’esti nasció, importunando siempre el preffato Schano: [16] que el papa quiso quitar al summo penitenciario, cardinal ad Vincula, la fortaleza de Ostia. Y sobre esta fortaleza fueron tovidos muchos consistorios. Dezía el papa que él era stado obispo de Ostia e Sixto ge le quitó e la dio al cardinal Sant Pedro ad Vincula; que su sanctedat la quería para sí. Por parte del cardinal era en contrario satisfecho cómo havía rehedifficado con grandes guastos e muchas obras a Ostia, que de primero era hun torracho podrido, y que la devía tener, mayormente que era cabeça e título de su obispado, ostiensis o de Ostia. Con estos medios, el fuego, la yra, el odio tanto cresció por esta fortaleza que, importunando el preffato Schano, hun día, toviendo consistorio, siempre el pontíffice esforçándose que quería a Ostia, fenescido el consistorio, prepuso su sanctedat apresonar al cardinal por esta causa. Y levantándose de su cáthedra pontiffical, el cardinal le demandó de gracia le plaziesse hoyrlo, y apartado resumióle que en su feliçe creación quánto hi trebaxó, agregó a su voluntat muchas vozes, las quales tenía para sí mesmo, todas las trabuq[u]ó encima su sanctedat por fazerlo papa y puyarlo como subió por causa suya; de las strenas e milloramientos que los otros havieron, él no huvo nada, antes de muy buena voluntat e amor lo havía servido sinse premio, [que] los otros el que fizieron fue con interesso; suplicávale se reposasse y le dexasse a Ostia, que era cabeça de su obispado, por los tantos guastos e obras que allí havía fechas, y quando tanto la quisiesse, él era contento dárgela a su voluntat y seyerle verdadero fixo de obediencia. Con estas últimas parablas placó la furia a su sanctedat e non fue apresonado. Y seyendo fuera de palacio, tomó apressadamente por Transtíberi e con hun cavallo, cambiado de ropas, púsose dentro la fortaleza de Ostia, de manera que nuncha empués fue visto. Grande yra huvo d’esti caso el pontíffice. Tuvo algunas maneras si lo podiera reduzir. Respondía él a los nuncios: “¡Juliano, Juliano, [16v] non te fidare en lo cathalano!”. Por tres vezes, una empués otra, dixo estas parablas. Quando los nuncios o missatgeros lo solicitavan de respuesta, respondía: “Ya lo he dito”. E assín fue relatado al papa. Por la constancia que la magestat del rey conosció en esti cardinal en el caso del descasamiento de su fixa la reyna de Ungaria en consistorio, dio e maniffestó mucho favor e ayuda a esti cardinal ad Vincula en quanto quisiesse. Ora empués d’estos males nascieron otros males e cosas pocho honestas para la fama del preffato senyor el summo pontíffice, que fueron de mal exemplo a la cristianidat, segunt se seguesçe.