L’anònim aragonès autor de la història d’Alexandre VI denuncia un cop més els mecanismes amb què el pontífex enforteix la seva posició política a Itàlia valent-se de les estratègies de promoció dels seus fills. La figura de Lucrècia, antiga governadora de Spoleto, es veu reforçada ara amb la compra de la baronia de Sermoneta, de la qual han estat privats els Caetani. Els Spannochi, banquers dels Borja a banda i banda del Mediterrani, posen els diners. Com sempre, molt interessants els detalls que el tendenciós cronista dona sobre el desenvolupament d’aquestes transaccions que tenen lloc al palau apostòlic, en presència del consistori cardenalici.
{329} Cómo los presidentes de la Cámera apostólica, con licencia del pontíffice, vendieron la baronía de Salmoneta a dona Lucrecia, su fixa […].
Desseoso siempre fue el summo senyor grande pontíffice subir en alto a sus fixos y fuessen semexantes ahun supremos a los otros temporales porque el simiente suyo sancto fuesse el flor e acatado con grande honra por el mundo, y fablasse el vulgo, e otros ahun de condición magníffica judicassen non curava sino en complir sus desseos. Paresció a su sanctedat fuera cosa mucho faziente por la inobediencia, rebellión e menosprecio tomadas por aquellos de Colupna, el prothonotario con otro su hermano de Salmoneta, d’aquel barón llamado el senyor Cola Gayetano, senyor qui fue de la baronía Salmoneta, entramos hermanos, pues la baronía e casa d’estos fue aplicada a la Cambra appostólicha por sus notos excessos, dar esta famosa casa con senyoría a su fixa noble senyora dona Lucrecia, muller de don Alfonso aquel real, de donde por el sangre qu’el preffato su marido tenía con el rey excellente haviera siempre ayuda, soccorro e deffensión de su magestat a conservatión d’esta baronía, ahunque fuesse puesta en medio las tierras del linatge de los barones aquellos de Colupna. Usó su sanctedat de cautelas e astucias coloradas por encrassar a esta noble senyora, tanto subtiles, más non se podía dezir, en todo danyo de la sancta Ecclesia romana, y que la baronía por título de vendición pura passase en ella.
Fue día de miércoles, a dotze del mes de febrero de cincientos anyos, puestos los presidentes cléricos de la Cámera appostólica en su parlamento sóluto dentro el palacio appostólico, y en esti puncto su sanctedat tuvo congregados los cardinales en el consistorio por fazer e dar calor e ayuda a esti acto, havientes expressa comissión e licencia de su sanctedat atorgaron e daron por título de venda, donación pura e cessión perpetua con cierto annuo censo paguador a su sanctedat e a los venideros empués del pontíffices, a don Guillem Ramón de Borgia, nieto e consanguíneo suyo, como a procurador de la preffata dona Lucrecia de Borgia, duquessa de Piselli e princessa de Salerno, presente, y por la dita senyora e los suyos empués d’ella venideros acceptante y stipulante la dicha baronía de Salmoneta con todos castillos, paxtos, erbajes, tierras, heremos e silvas por precio de ochenta mil ducados d’oro de Cambra, el qual precio a estos presidentes cléricos de la Cámera appostólica fue paguado en la manera seguiente: que el bancho de Roma de los herederos de Ambrosio Spannochis e companyía, deppositarios de los emolumentos e rendas papales, truxieron ensachados la moneda d’oro comptante de ochenta mil ducados, la qual fue mostrada apertamente por precio d’esta baronía, y los dichos presidentes, en nombre e por parte de la Cámera appostólica, confessaron haverla recebida, y decontinente ellos mismos, presidentes, comendaron a los dichos banqueros deppositarios los dichos ochenta mil duquados y mandaron a esti procurador con los officiales de la Cambra a tomar la possesión íntegra d’esta baronía con todas sus pertinencias. Y esti acto d’esta vendición e alienación con la possessión de aquella fue con effecto e débito complimiento exequtado.
Vean pues los hombres de pura fe cómo esti pontíffice, summo senyor, vicario grande de Christo, privava a los senyores temporales de lo suyo por fazer coloradamente a sus fixos en danyo de la sancta Ecclesia romana y del patrimonio suyo e grande infamia del orden sacerdotal ecclesiástico. Todo esto fue puesto por memoria del tiempo venidero.