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Data: 12 de març de 2024
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La tardana versió d’Esteban de Garibay (Mondragón, 1533 – Madrid, 1599) del relat de la mort de Cèsar Borja en una escaramussa bèl·lica prop de Viana, el 12 març de 1507, és un complet recull de la tradició local navarresa, dels rumors que van córrer a la península Ibèrica i a Itàlia a partir de l’endemà del fet, i de les cròniques posteriors.

Font: Esteban de Garibay, Los XL libros del Compendio historial de las chrónicas y universal historia de todos los reynos de España, III, Anvers: Christophe Plantin, 1571, p. 574-576 (llibre XXIX, cap. 22). Reproduït dins Maria Toldrà, “Cèsar Borja: una antologia”, Cèsar Borja cinc-cents anys després (1507-2007). Tres estudis i una antologia, València: Tres i Quatre; IIEB, 2009 (Biblioteca Borja Minor, 2), p. 397-404.

Capítulo XXII: de la guerra que el rey don Juan hizo contra el condestable don Luys y muerte del duque Valentín, don César de Borja

Començaron en estos días a nascer hartos trabajos de guerras y desassossiegos en Navarra, adonde en este año avía venido huyendo el duque Valentín, don César de Borja, marido de madama Apodora de Labrit, hermana del rey don Juan, a cuya proteción era llegado porque, siendo preso en Ytalia, fue traýdo a España y por mandado de los reyes de Castilla puesto en prisión en la mota de Medina del Campo. Y soltándose de allí, aportó a la provincia de Guipúzcoa, y de aquí passado a Navarra, fue acogido del rey don Juan, su cuñado. En esta sazón refiérese por tradición que a los reyes marido y muger hallando el duque, parecíales, haziéndose el rey favorable a la parte beaumontesa y la reyna a la agramontesa, pudo tanto con ellos que inclinó al rey a la parte de la reyna. D’esto en el reyno començó a aver tanto descontento entre beaumonteses que refieren que un día los reyes, embiando a notificar al condestable don Luys cierto mandamiento con un official real suyo, el condestable, no contento de no obedecer, hizo dar de palos al official y meterle en el castillo de la villa de Larraga, donde le tuvo algunos días. Con este feo hecho dizen más, que el rey se enojó contra el condestable y que con reminiscencia de las desobediencias passadas tuvo tanta indignación que determinó de destruyrle totalmente, al qual, aunque algunas vezes embió a llamar, no se atrevió a parecer en su presencia porque de don Alonso Carillo de Peralta, conde de Sanct Estevan, hijo de Troilos Carrillo, hijo de don Alonso Carrillo de Acuña, arçobispo que fue de Toledo, puesto caso que era del vando contrario, era avisado que no lo hiziesse, certificándole que si venía corría peligro su vida.

Entonces el rey, procediendo contra él por el rigor de las ley[e]s y armas, no tan sólo por el crimen lesae maiestatis le sentenció a perdimiento de vida y privación de honrras y officios y confiscación de bienes, pero constituyendo al duque Valentín, su cuñado, capitán general, llevantó las gentes de su reyno. Dizen averse començado la guerra en onze de hebrero del año de mil y quinientos y siete, en el qual, siendo cercada la villa de Larraga, donde estava por alcayde un hidalgo principal llamado Oger de Verastegui, fue defendido el pueblo después de largos combates. Por lo qual el rey don Juan y el duque Valentín, passando con su exército a Viana, se enseñorearon del pueblo, pero el castillo haziendo por el condestable grande resistencia y a los de dentro faltando vituallas, el condestable refieren que determinó de socorrerlos. Para este effecto tomando mucha gente, que algunos dizen ser dozientos de cavallo, vino a la villa de Mendavia. Y aconteció que en onze de días del mes de março en la noche lloviesse de tal manera que el duque Valentín, no sospechando que el condestable vernía a Mendavia ni se atrevería a socorrer el castillo, hizo meter en aquella noche dentro de la villa de Viana toda la guarda que fuera solía tener contra el castillo. Sucedióle al revés, porque el condestable, embiando la mesma noche tenebrosa alguna cavallería, que algunos dizen ser de sesenta de cavallo, con sendos sacos de arina en las ancas y algún pan cozido para socorrer la hambre del castillo, teniendo la fortaleza al campo una puerta falsa, metieron por ella estas vituallas ciertos hombres, que con todo silencio, siendo ayudados de la noche tempestuosa, pudieron entrar diversas vezes cargados de ciertas alforjas, donde con harto peligro de sus vidas passavan las vituallas desde donde hizieron alto los de cavallo al castillo.

Venida la mañana, los de cavallo, ya que muy a su salvo querían bolver de Viana, refieren que vieron venir de hazia los términos de la ciudad de Logroño algunas gentes de Castilla, que assomavan a la mira de lo que passava, y que ellos, pensando ser gentes del duque de Nágera, que ayuda de trezientos de cavallo avía offrecido al condestable, que començaron a appellidar “¡Beaumonte! ¡Beaumonte!” Por lo qual, siendo sentidos del duque Valentín, mandando tocar arma, pidió de priessa unos ricos vestidos y armas a un criado suyo llamado Juanicot, que primero avía servido al condestable; y deziendo: “Este condezuelo ¿dónde es?, que oy le tengo de matar o prender. Juro a Dios de no parar hasta destruyr al condestable, no dexando ánima biviente en su estado, sin perdonar a gatos ni perros”, era tanta la sobervia d’este valiente y animoso duque que dizen que, haziendo sallir de la villa hasta mil de cavallo y mucha infantería, mandó que caminassen hazia Mendavia. Con ser estas cosas y muerte del duque Valentín, que luego se referirá, tan frescas y que ay muchos hombres ancianos que de todo ello se acuerdan, se halla tanta variedad de differentes relaciones que es de confusión grande, pero en lo passado y en lo que resta voy notando lo que más cierto y auténtico me ha parecido, por lo qual, quando los lectores oyeren algunas cosas referir por ventura algo differente, no se maravillen, que lo mesmo ha sucedido a mí.

En Mendavia avía estado el condestable, teniendo puesta por la campaña cierta gente para descubrir a los enemigos y recoger a los suyos, si necessario fuesse. Y platican que el duque, solo, sobre un poderoso cavallo, rucio trapado, cortadas las narizes y una larga y gruessa lança de dos hieros, caminando con ferocidad y seguiendo el alcance a los sesenta de cavallo, dezía: “¡Esperad, esperad, cavalleros!” Y que ellos, aún sin le conoscer, pensando que muy cerca le devía venir algún socorro, no osaron parar hasta donde estava el condestable. El qual, viendo assí venir tan animosamente a un solo cavallero, dixo a todos: “¿No avría algunos de los míos que a aquel cavallero le saliessen al encuentro?” Y que oyendo esto de la boca del condestable, tres gentiles hombres de la compañía suya -el uno d’ellos de los Garceses de Ágreda, que d’otra manera era su appellido Esquerro, y otros dizen que el uno se dezía Pedro de Allo- le sallieron al camino y que, esperándole entre Viana y Mendavia en un barranco algo hondo a manera de fosso, donde el duque mal se pudiera rebolver y valer de su grande ánimo y diestreza, le mató el Garcés, porque al tiempo que el duque alçó el braço para herir con la lança al uno, le dio el Garcés tal lançada por el sobaço derecho que descubrió que, falseándole el arnés, le passó todo el cuerpo de costado a costado, de que luego cayó muerto el duque don César, en viernes, doze de março por la mañana, fiesta de sant Gregorio papa d’este año. Cosa fue de notar, no careciente de misterio de lo alto, que este príncipe, según queda visto,[1] aviendo tomado la possessión de la administración perpetua de la yglesia de Pamplona en día de san Gregorio, que en tal día sucediesse su muerte en el propio reyno. En esto pareció mostrarse la mano del Señor, manifestando ser offendida su Yglesia de los que, aviendo tenido primero vezes pastorales en ella, retrocedían con escandalosas traslaciones de mal exemplo, veniendo de cardenales de la cathólica Yglesia a ser capitanes de guerras. Especialmente tanto fue esto de mayor nota y escándalo quanto en una mesma tierra los que antes avían visto su nombre con vezes de obispo, cognoscieron agora la persona con ministerio de capitán. Los que mataron al duque Valentín, desnudándole luego de sus ricas armas y los demás ornamentos de su persona, le dexaron en carnes, echando el cuerpo en el suelo y cubriéndole con una piedra los genitales. Fueron con la presa del cavallo, armas y vestidos al condestable, que se yva retirando, no conosciendo con todo esto quién era el muerto, mas de quanto según el despojo era principal hombre. Quando el duque se adelantó de los suyos, seguíale algo atrás su criado Juanicot, que aquella mañana le avía vestido y armado; y como yendo tras él se le desapareciesse, tratan que tomó Juanicot differente camino, pensando que por allí avía ydo el duque, su amo; y acertando a ser preso de algunos del condestable que corrían el campo, fue llevado ante el condestable. El qual, deziéndole que cómo andava contra él, le respondió que servía al duque su amo; y el condestable preguntándole si conoscería a un cavallero que poco avía que los suyos avían muerto, respondió que sí, por ventura; y mostrándole las armas y vestidos, dixo que al duque su señor avía muerto, porque aquella mañana él mesmo le avía vestido y armado de todos aquellos vestidos y armas. Entonces el condestable, recibiendo mucha pena porque más le quisiera prender bivo, para le presentar al rey de Castilla, dixo a Juanicot que fuesse a los suyos y les dixiesse cómo el duque era muerto. El qual bolviendo hazia donde caminava el exército, en cuya retaguardia venía el rey, fue grande la tristeza de todos con la impensada muerte del duque. Cuyo cuerpo tomando y echándole una capa de grana, bolvieron hazia Viana con él, llenos de tristeza y lástima del rey. El qual le hizo enterrar en la capilla mayor de la yglesia parochial de Sancta María de la mesma villa de Viana. Y en su sepultura escriven contenerse estos metros:

Aquí yaze en poca tierra

el que toda le temía,

el que la paz y la guerra

por todo el mundo hazía.

O tú, que vas a buscar

dignas cosas de loar:

si tú loas lo más digno,

aquí pare tu camino,

no cures de más andar.


Nota

[1] Llibre XXIX, cap. 17, p. 564.

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