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Data: 24 de juliol de 2020
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(Continuació.)

Ara es tracta de conèixer com a poeta el príncep d’Esquilache, el més lletraferit, juntament amb el seu pare, de tota la parentela dels Borja: ell, Francesc de Borja i d’Aragó i Barreto; el seu progenitor, Joan de Borja i de Castro. Descobrim-lo en l’obra de Gregori Maians Retórica. Consisteix en una exposició de teoria literària que en el Libro tercero se centra en l’elocució definida així: “Elocución es un modo perfecto de esplicar los pensamientos con palabras, o un buen acomodamiento de las palabras proporcionadas para decir las cosas i las sentencias inventadas”. Des d’aquí es despleguen un centenar de pàgines on trobarem, com és de suposar, totes i cadascuna de les varietats retòriques que són possibles sense que s’obscureixi l’elocució, però sí que se la pugui embellir. El mètode es simple i clar, definició i exemples trets de la literatura clàssica grecollatina i postllatina (tot i que no cal ara detallar-ho poc ni molt). Així, per tant, no resta altra feina que copiar Maians i comprovar com Francesc de Borja … i etc., príncep de títol i príncep poètic, hi és present confirmant la teoria.[1]

La alegoría, o es clara o oscura. Clara, com ésta en que el príncipe de Esquilache figuró a san Juan Batista en una sombra, diciendo assí assombrosamente:

El Passado Testamento

Por mayor os reconoce,

Que, como se puso en Vos,

Hizo las sombras mayores;

            Tales fueron que, saliendo

El sol de Christo a los hombres,

Convino uestras sombras

Se hiciessen después menores (p. 390).

[…]

Apóstrofe indirecta es la del discreto romance del príncipe de Esquilache, que dice assí:

El que siente sus desdichas,

Llore más i diga menos,

Donde llorar es descanso,

I quejarse no es remedio.

            Mil veces digo a mis males,

Que en los agravios que siento,

Si es tiempo para sufrir,

Para quejarse no es tiempo (p. 398).

[…]

Contrariedad, o contraposición, en griego antitheton, es la oposición contraria de una sentencia a otra sentencia, o de un miembro a otro miembro; como quando dijo el príncipe de Esquilache en unas redondillas:

Yo me acuerdo, engaños míos,

Quando os tuve por aciertos,

Mas ya mis ojos abiertos

Ven que fuistes desvaríos.

I en esta dificultad

Se enseña siempre la edad,

Que no sabe conocer,

Quando es pesar el placer,

I la mentira verdad (p. 416).

“Las figuras en que ai falta de palabras, son asíndeton”, i Maians s’allarga en l’explicació i exemples fins que li toca venir al “príncipe de Esquilache, en unos villancicos, hablando de los santos reyes, adoradores de Jesús:

Como a rei le ofrecen oro,

I la mirrha como a muerto,

I como a Dios soberano,

Fragante culto de incienso(p. 428-429).

Ara és el torn de la figura ”la polyptoton [que] se hace de varias maneras”, com la que “a veces se mezclan la repetición separada i unida [de paraules], como la practicó […] también con mucha gracia el príncipe de Esquilache:

 Por Gila muere Pasqual,

quando ella vive sin él.

Él quiere que Gila quiera,

I ella quiere no querer.

            ¿Quién lo podrá conformar,

No siendo razón ni lei,

Que sólo porque uno quiere,

El otro quiera también?

            Gila responde a sus quejas,

Que en la fe de querer bien,

No nace amor de otro amor:

De sí mismo ha de nacer (p. 465).

Arriba l’hora de la “paranomasia […] una manera de hablar en que, con una pequeña mudanza de una palabra en otra, se varía el sentido de la oración. Se hace de cinco modos”, el primer dels quals és “añadiendo una o más letras, o sílaba” i entre els exemples, “discretamente el príncipe de Esquilache:

I aunque aquí componen muchos,

Son más los que descomponen (p. 468 i 469).

I sense canviar de figura retòrica, el tercer mode esdevé “trasponiendo invertidamente una o muchas sílabas […] el príncipe de Esquilache en unas redondillas:

Presumo que tus consejos

Tienen mucho de consejas (p. 471).

Gregori Maians, en el cap. XVII d’aquest tercer llibre, tracta noves qüestions retòriques com la sonoritat de les paraules i la de les lletres, i la seva repetició com és el cas de la l que, entre altres exemples, en troba un en “el príncipe de Esquilache, quando dijo en un romance:

            Sólo le ofende i le cansa,

Que nunca faltan orejas

A ignorantes maliciosos

De otros necios que los crean (p. 495).

Arribats al cap. XXIII, els exemples evidenciaran el seu contingut: “De la donosidad en el decir y del vicio su contrario”. Una part de la lliçó, diguem, l’exposa així:

Las cosas gustosas i apetitosas se hacen más sabrosas por el arte de sazonarlas i aderezarlas, como se ve en el discreto romance que hizo el príncipe de Esquilache alabando la vida del solitario virtuoso:

Dichoso es el silencio

De una inculpable vida;

Por el peligro humana,

Por la quietud divina.

            Entre las soledades

No ai recelar envidias,

Pues se mudó el contento

Donde el temor vivía.

            No ai suerte, ni ventura,

Donde es la mayor dicha

Olvidarse de todo,

Quando todos le olvidan.

            Como es estrecha senda

Por donde el bien camina,

Los locos la rehusan

I los cuerdos la pisan.

            Quien lleva en todos tiempos

A la verdad por guía,

Por norte al desengaño,

Nunca en mar peligra.

            Quien no surcó las olas,

No se perdió en la orilla,

Por falta de esperiencia,

Por sobra de codicia.

            Mal creyera el angaño,

Que vivir se podía

Vida tan diferente

Con una vida misma.

            Contento con la suerte,

Sin ambición prolija,

Hace mayor desprecio

De lo que más estiman.

            Que un pecho codicioso,

Que siempre a más aspira,

No atiende a lo que falta,

Sino a lo que imagina.

            Que la mejor fortuna,

Si se busca, fatiga;

Si se alcanza, desvela;

Si se pierde, lastima.

            ¿Quién fue jamás tan loco,

Que aviendo en pocos días

De perder lo adquirido

Emprenda una conquista?

            En todo tiempo ha sido

Diligencia perdida,

Donde jamás vivieron,

Buscar las alegrías (p. 542-543).

Nota

[1] Les pàgines consignades darrere de cada un dels exemples corresponen a l’edició G. MAYANS Y SISCAR, Obras completas, III: Retórica, edición preparada por Antonio Mestre Sanchís, Valencia: Ayuntamiento de Oliva; Diputación de Valencia, 1984.

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